El riesgo político está más presente que nunca en la retina de los inversionistas y es el momento de buscar alternativas para hacer rendir tus ahorros bajos este nuevo escenario. Hoy te presento una alternativa.
Por Diego Martínez Burzaco
¿A qué mandatario le tocará recibir un escarmiento por parte de Donald Trump esta semana? Ya pasaron el presidente chino, el primer ministro australiano, el presidente mexicano y así sucesivamente.
No se trata de un personaje de poco peso, sino de la autoridad principal de la mayor economía del mundo como es Estados Unidos.
Bajo este escenario, el siguiente gráfico no debería llamar la atención:
La cantidad de menciones de la palabra “Incertidumbre†en los medios llegó a su récord histórico y esto, a pesar de que los índices bursátiles en Wall Street siguen subiendo, preocupa mucho a los inversionistas de cara a lo que vendrá.
¿Qué medidas defensivas puede adoptar el inversionista en este caso?
Los libros de texto, y la historia, indican que los activos de renta fija presentan menos volatilidad que las acciones y que el dinero debería ir allí para encontrar más tranquilidad. Sin embargo, estamos en una situación atípica en el mundo y que es que las tasas de interés de los bonos de mayor calidad crediticia están por el piso.
Las tasas de los bonos a 10 años de los países más seguros es la siguiente:
– Estados Unidos: 2,42%
– Alemania: 0,365%
– Australia: 2,72%
– Francia: 1,09%
– Japón: 0,09%
– Suiza: -0,09%
Con estos niveles de rendimiento, la única manera de encontrar estrategias defensivas con un retorno razonable es buscar sustitutos de estos bonos asumiendo un poco más de riesgo.
¿Se puede? ¿Es posible…? Te presento algunas alternativas para no morir en el intento.
Bonos Emergentes: Es cierto que los bonos de los países emergentes tienen un riesgo subyacente más grande que los bonos de países desarrollados y, es por eso, que las tasas de rendimiento son más grandes. Pero, ¿realmente hay mucho más riesgo en este momento? Mi percepción es que durante este año, los emergentes a nivel agregado van a crecer más aceleradamente y sus perspectivas financieras lucen más sólidas. En este sentido, invertir en bonos emergentes podría no ser tan riesgoso.
Por ejemplo, un bono argentino a 10 años de plazo tiene un rendimiento de 6,95% en dólares estadounidenses en la actualidad.
Acciones Preferentes: Son instrumentos pocos conocidos por el inversionistas en general, pero que pueden ser muy redituables para aquellos que buscan una renta permanente que esté por encima de las magras tasas de interés que ofrecen los bonos de los países desarrollados.
Las acciones preferentes son parte del capital de una empresa, pero a diferencia de las acciones ordinarias, éstas no tienen un derecho a voz ni voto sino ofrecen una preferencia económica. El accionista que posee a las preferentes tiene derecho a cobrar dividendos en efectivo de forma predeterminada en las condiciones de emisión más allá de la evolución de los negocios de la firma en cuestión.
Durante la crisis financiera de 2008, cuando todos los bancos globales de los países desarrollados estaban en una situación de colapso, decidieron emitir este tipo de acciones preferidas como contrapartida de la ayuda recibida por parte de inversionistas y los respectivos Gobiernos de turno.
Así, hay una importante cantidad de este tipo de acciones en el menú de oferta que el inversionista puede elegir.
Por ejemplo, el Banco inglés Barclays tiene varias series de estas acciones preferidas que están rindiendo entre 6,5% y 7,5% anual en dólares.
Acciones Ordinarias con Alto Dividendo: Finalmente, un sustituto imperfecto de los bonos de países con alta calidad crediticia son las acciones de compañías que presenta una tasa de rendimiento del dividendo (dividend yield) alta.
Uno de los casos emblemáticos es el de la empresa emblema de telecomunicaciones en Estados Unidos, AT&T (NYSE: T), que presenta una tasa de retorno del dividendo de 4,79%. Si esperamos una conservadora apreciación del precio de la acción entre 3% y 5% en los próximos doce meses, tranquilamente podríamos estar ante una inversión de al menos un retorno de 7% anual casi libre de riesgo.
De esta manera, existentes alternativas para ser defensivo en momentos de alta incertidumbre y que la cartera tienda a tener un rendimiento atractivo aun en un contexto de bajísimas tasas de interés globales.
Un 33% de la cartera en bonos emergentes, otro tanto en acciones preferentes y un tercio en acciones de altos dividendos puede ser una forma de tomar cartas en el asunto.
A tu lado en los mercados,
Diego Martínez Burzaco
Para El Inversor Diario