Por Jorge Salgado Rocha
“Estamos, entonces, transitando de lleno en esta era de la Post-modernidad en que los conceptos tradicionales se desmoronan, se volatilizan, adquieren una fluidez que escapan de nuestras manos, se transforman a una velocidad vertiginosa. Incluso el Poder, con que soñaban los estadistas y los acumuladores de dinero y propiedades (llámense banqueros o millonarios) puede transferirse sin interferencias de tiempo y espacioâ€.
INTRODUCCIí“N
Estamos atravesando una fase muy particular en la dinámica social a nivel global. Si analizamos el devenir de las ideologías a partir de la caída del Muro de Berlín nos damos cuenta que existe una declinación creciente de las ideologías del materialismo histórico y el capitalismo que está dejando un vacío del pensamiento difícil de llenar.
¿En qué situación se encuentra la sociedad contemporánea? ¿Por qué las ideologías que en los últimos cuarenta años parecían ser las rectoras del pensamiento y la acción política parecen haber caído en un abismo del que no parecen tener vuelta? ¿Podemos vivir en un mundo desideologizado, pragmático, sin nortes ideológicos que nos señalen rumbos valóricos, carentes de ética en el accionar político?
Este es el tema en que queremos centrar nuestra reflexión, que como toda reflexión que se precie, posee una centralidad filosófica y una necesidad medular del ser humano: El análisis del pensamiento contemporáneo y el prurito ineludible de avizorar el futuro.
La pregunta que más nos inquieta es saber hacia dónde vamos caminando. Y es quizá una pregunta que intentamos responder cuando aún resuena en nuestros oídos y mente algo que no está plenamente respondido. Esto es: ¿quiénes somos como seres humanos y desde dónde venimos?
Efectivamente, desde el fondo de la indagación filosófica que arranca a partir del período Pre-socrático en Occidente, estas preguntas fundamentales vienen inquietando nuestro espíritu sin que hayamos encontrado una respuesta coherente.
1. NUESTRA CONTEMPORANEIDAD FILOSOFICA Y POLITICA
Estamos en un momento de inflexión crítico. En un mundo en que las ideologías parecen desmoronarse estamos asistiendo a un período histórico caracterizado por un neo- nihilismo extremo en que nada nos satisface y en que pareciera ser que la conciencia ética que pretendíamos poseer para nuestro accionar político y social ha desaparecido de golpe.
Esto que nos deja en un vacío axiológico, creo que al menos posee un mérito: éste es el despertar de una Conciencia Crítica agudizada por los acontecimientos sociales, políticos y económicos a nivel global.
Los socialismos reales han caído víctimas de la entronización de una burocratización y autoritarismo de la clase dirigente que no supo encauzar su accionar dentro de los parámetros políticos que se proponían: el construir una sociedad más justa e igualitaria que proporcionara al ser humano los bienes necesarios para alcanzar la felicidad material y espiritual.
El capitalismo, esa panacea que parecía haber salido triunfante en esta lucha ideológica, ha demostrado con el correr de los años su debilidad estructural y su carácter feble para solucionar los problemas de la humanidad. Su descarada intervención a través de sus poderes hegemónicos de los acontecimientos políticos y sociales ha quedado en evidencia en Asia, ífrica, América Latina y los Países írabes y así su base ideológica se ha debilitado y ha causado el repudio de su sistema a nivel mundial.
No en vano estamos en una época capitalista desarrollada, globalizada, caracterizada por los “ciudadanos indignados†y críticos de un sistema cuya transparencia no solo está en duda sino que ha demostrado la corrupción de sistemas políticos y económicos.
En el Chile de 2016, a medio camino del Gobierno de la Nueva Mayoría de la Presidenta Bachelet, ha emergido el fantasma del escepticismo político retratado en la serie de participaciones dolosas de políticos, no solo de la derecha sino también de parlamentarios del centro y de la izquierda, que aparecen involucrados en la recepción de millones de pesos respaldados por “boletas ideológicamente falsas†que van a parar a sus cuentas personales. Así se produce la erosión de la confianza en la ética del proceder de la “clase política†cuya credibilidad casi de golpe desaparece ante los ojos de un electorado cada vez más disminuido y desencantado.
Esto ha producido una fractura en el concepto y la práctica de democracia y los valores republicanos de la sociedad chilena casi imposible de recomponer en nuestra comunidad que encuentra escasos modelos políticos dignos de imitar.
Se genera de este modo una ola de desencanto en nuestras instituciones políticas y republicanas que será difícil de recuperar a no ser que nuestros próximos representantes nos demuestren con hechos concretos, y no solo con declaraciones, que sus prácticas han cambiado y caminan por senderos de probidad y transparencia.
Ya Inmanuel Kant hacia fines del siglo XVIII en su “Crítica de la Razón Pura†se proponía demostrar las limitaciones de la razón que según este filósofo, era un “conocimiento impuro†que nos llegaba a través de los sentidos cuya esencia o característica era engañosa. Así, nos decía Kant “la mente humana es un órgano activo que modela y coordina las sensaciones para formar ideas†(“Antropologíaâ€, 1798).
Este prurito crítico, afortunadamente no nos ha abandonado y es sano que así suceda. No obstante al parecer estamos cayendo en un “post o neo nihilismoâ€, en una época de desencanto filosófico y político que nos impide avizorar el futuro de la humanidad con una óptica optimista.
El comienzo del Siglo XXI nos parece que repite lo que sucedía en el Siglo XIX que fue caracterizado como el “siglo de las lamentaciones†(Salgado Rocha, 2013). La Revolución estaba muerta y la vida se había escapado del alma de Europa.
Los grandes poetas y músicos estaban llenos de pesimismo. Byron, Heine, Leopardi, Pushkin, parecían sumirse en el negro pozo de la desesperación nihilista. No había esperanza ni pensamiento utópico que pudiera rescatar el pensamiento oscuro que atenazaba el alma y donde aparecía imposible soñar
¿Estamos deambulando por el mismo camino de ese siglo? ¿Es posible que los momentos históricos se repitan como ciclos que nacen y fenecen?
Sin embargo la Historia parece demostrar, al contrario de lo que creía Oswald Spengler, que los momentos históricos son irrepetibles puesto que las condiciones económicas y sociales son dinámicas y han cambiado. (“nunca nos bañamos en el mismo ríoâ€, como Heráclito ya planteaba).
La filosofía Nietzchiana proclamaba la muerte de Dios y planteaba la llegada del Super- Hombre que nunca llegó, quizá porque la naturaleza del Ser Humano es imperfecta, a pesar que sigue luchando por alcanzar la perfectibilidad como ideal.
En su obra “Así hablaba Zaratustra†Nietzsche nos dice: “El Hombre es algo que tiene ser superado…lo grande del Hombre es que es un puente y no una meta. Lo que debe amarse en el Hombre es que es un tránsito y una destrucción†(Op.Cit). Es decir para que crezcamos y maduremos necesitamos destruir aquellos falsos conceptos y conciencia que nos impiden avanzar y perfeccionarnos.
En una obra anterior (“Los Caminos Contemporáneos del Desarrolloâ€, 2013. Editorial “Leftraroâ€) he planteado la siguiente pregunta: “¿Fue entonces la Filosofía Nietzchiana el barrunto de la creación del Hombre perfectible en una sociedad maleada por la desesperanza y la carencia de una Filosofía positiva?â€.
Esta parece ser una aserción válida si la aplicamos a estos tiempos de incertidumbre, de “Modernidad Liquidaâ€, como Zigmunt Bauman sostiene en su libro homónimo. Nada es cierto, nada es permanente, todo es precario, la certidumbre ha desaparecido de nuestras vidas como sal que se disuelve en el agua. ¿O será que hemos perdido el rumbo con esta carencia axiológica y epistemológica en que el materialismo burdo parece haber desplazado nuestros sueños?.
Bauman sostiene que en la época de la Post Modernidad “el tiempo/distancia que separa el fin del principio se reduce o desaparece por completo, las dos ideas, que antes eran usadas para parcelar el transcurso y para calcular de ese modo ‘el valor de la pérdida’ del tiempo han perdido gran parte de su significadoâ€. Es decir el momento actual de la historia es la “Instantaneidadâ€, la importancia de los “momentosâ€, el tiempo en su aceleración desbocada se ha suicidado. (Bauman, Op.cit)
Noam Chomsky planteaba en una entrevista que se le hiciera ya hace un tiempo “El mundo en los últimos treinta años fue bastante tripolar. Hay un sistema europeo centrado principalmente en Alemania y Francia, también hay un sistema asiático centrado en Japón y con China también ejerciendo un papel allí; y hay finalmente un sistema estadounidense centrado en Estados Unidos. Todos están más o menos a la par siguiendo diferentes dimensiones†(“Conversaciones con Chomskyâ€, página 24. Citado en “Educación, Desarrollo y Multiculturalidadâ€, Salgado Rocha. Ed. Leftraro, Segunda Edición).