En este momento en el hemisferio sur los días van haciéndose más largos y las noches más cortas. Nos acercamos al solsticio de verano, en el que la noche del 24 de diciembre –fecha que puede variar según los años- da paso al día más largo del año. Por eso desde la antigí¼edad clásica ese era el día de la victoria del Sol. Este astro es signo de luz, de luminosidad, de claridad, y por analogía, de vida nueva.
No se camina bien a oscuras, pues tropezamos, pero sí podemos hacerlo a la luz del día. Por eso, en el largo caminar del hombre sobre la tierra, hubo un momento que se vivió como la victoria de la luz sobre las tinieblas: Cuando nació el que era la Luz del mundo. Quien, siendo Dios, se hizo uno de nosotros, para enseñarnos a vivir como hijos de Dios y mostrarnos el camino a la luz de la Verdad, la que mostró. Ese es el 25 de diciembre, cuando celebramos la Navidad o Nacimiento del Hijo de Dios.
Por eso los pesebres son mucho más que algo romántico, pues expresan un acontecimiento histórico: que Dios se hizo uno de nosotros y tomó carne humana de María Virgen. Y por eso tiene sentido celebrar y alegrarse de nuevo con El que vino y viene a nuestro encuentro, porque nos ha traído la luz, y con eso, la posibilidad de descubrir el sentido último de la vida.
De ahí que sea importante celebrar la Navidad sin olvidar al invitado principal, el verdadero festejado y centro de la fiesta. Incluso los regalos y la celebración misma adquieren total sentido cuando son para í‰l o se ponen a su servicio. Las ofrendas para este Niño Dios pueden ser muy variadas, pero las que más le agradan son la disposición interna de acogerle y de amarle a í‰l y a sus hermanos.
Por eso, y porque este Dios hecho carne quiso nacer en el seno de una familia, la Navidad es una fiesta tan entrañablemente familiar. Cada familia que acoge y celebra al Niño se asemeja a aquella que en un portal en Belén lo acunó en su regazo y lo envolvió en pañales.
Columna de opinión de Esther Gómez de Pedro
Directora Nacional de Formación e Identidad
Universidad Santo Tomás
Por Mauricio Antivil Morgado
Periodista
Dirección de Extensión y Comunicaciones
Santo Tomás Temuco
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