Por Marine de La Moissonnií¨re
Durante mucho tiempo llamada “el granero del mundoâ€, Argentina cuenta hoy casi 24 millones de hectáreas de cultivos transgénicos: maíz, algodón, y sobre todo soja. Una industria que tiene un nombre: Monsanto.
En 1996, el presidente Carlos Menem autoriza la firma Monsanto a distribuir su soja transgénica.
20 años más tarde, se cultiva en 70% de las tierras agrícolas y se ha vuelto la primera fuente de ingreso de dólares en el país. Argentina es el primer exportador mundial de aceite y harina de soja, el tercer productor de semillas.
Sin embargo, cánceres y malformaciones se multiplican por culpa de los pesticidas utilizados en los cultivos. Monsanto es el principal productor del herbicida Roundup, cuya sustancia activa es el glifosato.
Simples ciudadanos, madres de familia y estudiantes denuncian esta situación en varios puntos del país.
En Malvinas Argentinas, en la provincia de Córdoba, se movilizan para luchar contra la multinacional estadounidense que quiere construir una planta de acondicionamiento de semillas de maíz transgénico a 800 metros de una de las escuelas primarias de la localidad.
Desde septiembre del 2013, estos ciudadanos que se volvieron militantes bloquean la entrada del predio que pertenece a Monsanto.
Fuente: RFI