Por Daniela Leiva Seisdedos
¿Apagar la educación? La educación es un derecho fundamental de todas las personas, y como tal está recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Artículo 26); pero en muchos lugares del mundo la educación NO es amiga de los gobernantes y candidatos a cargos políticos, siempre se la está «remendando»; así que ¿en Argentina cómo estamos?
La primera infancia y adolescencia es un tiempo biológico que condiciona al niño para el resto de su vida. La educación no es un ámbito de la vida de las personas orientado a obtener títulos académicos. De otro modo, cuando los niños y las niñas no pueden ir al colegio sabemos que el futuro es incierto.
La educación, por tanto, consiste en sacar lo mejor de cada educando. Aprender a pensar implica:
– Sacar conclusiones personales.
– Formarse el propio criterio.
– Tener capacidad de crítica.
– No dejarse llevar por lo que “los demás” quieran que pensemos.
América Latina y el Caribe
Hasta principios de agosto del 2021, más de 1.058.824.335 estudiantes se encontraban fuera de la escuela en todo el mundo. De ellos, más de 160.000.000 correspondían a estudiantes de América Latina y el Caribe.
En Argentina la calidad de la educación siempre es noticia. La educación es desigual. Aplazamos o enterramos el futuro educativo en Argentina. ¿Sabían que las ciudades más pobres y con menos educación de América Latina registran más muertes prevenibles en esta Pandemia? ¿A quién le interesan estas muertes?
Existen enormes desigualdades en el acceso a la educación de calidad. Siempre recuérdenlo, ustedes son privilegiados por estar leyendo y pensando estas líneas.
– La educación no es una fábrica de alumnos autómatas que saldrán sabiendo por propia generación espontánea.
– La educación no consiste en ofrecer las cosas ya hechas o dar las respuestas acertadas
– La educación es un derecho humano que debe ser accesible a todas las personas, sin discriminación alguna.
Apagar la educación
Desde la Dictadura de Onganía con la denominada Revolución Argentina y, principalmente, de la época de la presidencia de Menem, se encadenaron reiteradas y significativas interrupciones de los ciclos lectivos en todo nuestro país que han provocado un fuerte recorte en los aprendizajes:un fuerte “apagón educativo”.
La pandemia dejó al desnudo mucho de los problemas de la sociedad y, sobre todo, de la educación a nivel mundial; y de los riesgos de apagar la educación.
En Argentina, decimos que con respecto a la mayoría de las cosas está todo «con alambre», que no estamos preparados para esto, que “todos” sabíamos que esto no funcionaba…
En la mayoría de los países de América, el Estado se presenta como ausente, siempre en modo letargo.
Ya somos cada vez más quienes pensamos que la educación está en decadencia porque así se decide, que es mejor que no aprendan, no cuestionen, no critiquen; es más fácil «domesticar» a las nuevas generaciones. Y, con este panorama, por la «calidad» de la educación solo se critica a los docentes.
Siempre está en la agenda echarles la culpa a los docentes por falta de calidad en sus resultados. Si seguimos en esta línea argumentativa vemos que es una actitud muy cómoda, en cuanto a que nos exime al resto, al ciudadano de a pie y a la clase política toda, de cualquier responsabilidad. Quieren hacernos creer que sí, que conviene apagar la educación.
La educación remota, combinada o híbrida como principal respuesta educativa del sistema, no garantizó que los estudiantes adquirieran aprendizajes de calidad.
La gravedad de la situación en Argentina
La gravedad de la situación amerita ejecutar hoja de ruta estratégica a partir de un Acuerdo Nacional para la Educación, pero…vivimos en una lucha interna de poder de los egoístas de siempre, los malos políticos.
En Argentina NO hay un hábito consciente de lograr una verdadera política educativa, un verdadero acuerdo nacional de todos los partidos políticos por mejorar la educación. Todo se resume en «apear la pelota para adelante» echando culpas a todos… (como vimos en El derecho a la educación en Argentina)
Y ¿en donde recae esto con mayor énfasis? En los docentes de aula, pero los “únicos” perjudicados somos nosotros: nuestro futuro es cada vez más incierto, porque las generaciones que vengan serán más desiguales por la fragmentación educativa del presente.
¿Por qué después de 38 años de democracia seguimos pensando que la solución de nuestros problemas está en Ezeiza? ¿Nos acostumbramos a esta solución?
Se debe resaltar que la importancia de la educación en el contexto social se da, solo si esta permite:
– Contribuir a comprender.
– Interpretar.
– Preservar.
– Reforzar.
– Fomentar y difundir las culturas nacionales y regionales.
– Internacionales e históricas.
– En un contexto de pluralismo.
– Y diversidad cultural.
Apagar la educación no es la alternativa. La educación lo mejora todo y la política está en todas partes. Entonces, quizás debería dársele prioridad a unir ambas y evaluar los resultados. Sin lugar a dudas, algo bueno sobrevendría de ello.
¿Somos realmente conscientes de la importancia de un sistema educativo sólido?, ¿somos realmente conscientes de los riesgos de “apagar” la educación?
Fuente: INED21